Luis Suárez, el último exponente

La fundación del Club Nacional de Fotball

martes, 23 de agosto de 2016

Fundación 

La Universidad de la República fue el campo idóneo para la gestación del Club Nacional de Football. ¿En qué otro lugar pudo haber nacido un club que sería conocido por el virtuosismo de sus ágiles, cuya hinchada valoraría mucho más el gesto creativo y pensante que el arrebato físico? Fueron dos las corrientes fundadoras que confluyeron a la hora de dar a luz al equipo tricolor, ambas de innegable vocación “nacionalista”, por oposición a la hegemonía inglesa. 

Por un lado, el Montevideo Football Club, creado en un café cercano al Monumento al Gaucho de la ciudad homónima por un grupo de alumnos de preparatorios entre quienes destacaban Atilio Narancio, Pedro Manini Ríos, Melitón Romero, Germán Arímalo y Sebastián Puppo (capitán). 
Por el otro, el Uruguay Athletic Club de la zona de la Unión, que en sus filas acuñó a futuras figuras de Nacional: Domingo Prat (capitán), Carlos Carve Urioste, Alejandro Cordero, Arturo Corradi, Cayetano Daglio y Ernesto Caprario. La noche del domingo 14 de mayo de 1899, en la casa de Ernesto Caprario, sita en Soriano al 99 (hoy 922), socios y jugadores del Montevideo y del Uruguay se reunieron con el objetivo de formalizar la creación del Club Nacional de Football. 

El propio Caprario sugirió el nombre del equipo y se eligieron los colores de la bandera artiguista por tratarse de un club criollo por definición. Respondiendo a una forma mucho más democrática que personalista de entender la política deportiva —que 111 años después permanece inalterable en la modalidad de conducción del club— se efectuó un sorteo que derivó en que Sebastián Puppo (el perdedor) fuera el primer presidente del recién creado Club Nacional de Football. Melitón Romero como secretario y el dueño de casa como tesorero completaron el cuadro principal de la primera directiva. 

El sorteo fue ganado por Domingo Prat, quien inmediatamente pasó a ser el primer capitán del equipo. El repaso de la lista de socios fundadores, a la que un año después se agregarían los socios y jugadores del Defensa Football Club, depara algunas gratas constataciones. Por ejemplo, resulta imposible encontrar un solo apellido inglés entre los 70 que integran la nómina, en tanto que la presencia de Carlos, Amílcar y Bolívar Céspedes no hace más que engrandecer la figura de un trío de hermanos que se apoderaría del club en el corazón de hinchas propios y extraños.

 Los Céspedes formaban parte del grupo de jugadores del Artigas Football Club que ingresaron a Nacional en 1900 y motivaron —junto al ingreso del ya mencionado Defensa— la modificación de los puestos de la directiva con el objetivo de representar a la nueva conformación de la “masa societaria”. Jorge Ballestero (Montevideo) pasó a ser el presidente, con Miguel Nébel (Defensa) en el nuevo rol de vicepresidente, mientras se mantuvo en sus cargos a Melitón Romero (Montevideo) y Ernesto Caprario (Uruguay), con Mario Ortiz Garzón como pro–tesorero (Defensa).

Enrique, fue el creador del Albion Football Club el 1 de julio de 1891

Cruzando el océano 

En Uruguay, el modelo inglés de surgimiento y divulgación del fútbol se reprodujo fielmente, por cuanto fue en sus inicios un deporte jugado exclusivamente por ingleses. Hubo clubes vinculados a la Universidad (como Nacional), clubes que dependían de empresas (como el Central Uruguay Railway Cricket Club), etcétera. 

Henry Candid Lichtenberger Levins (Enrique para los amigos), uruguayo de padres alemanes, fue el creador del Albion Football Club el 1 de julio de 1891, aunque con el nombre de Football Association. Nucleando a 23 ex alumnos del English High School de Montevideo, fue el primer club en no aceptar extranjeros en sus filas y adoptó el color blanco para su camiseta. Pero años después y con el fin de poder darle cabida al inglés William Leslie Poole (una suerte de astro mundial del fútbol decimonónico del que Lichtenberger fue discípulo) se decidió modificar el estatuto que impedía la presencia de jugadores foráneos. 

La inclusión de la estrella que habilitó estruendosas goleadas ante el “club del Ferrocarril” terminó por apagar la flama de aquel adalid del sentimiento criollo, que por aquellos años ya había dejado el blanco y adoptado el rojo y el azul.5 Nacional habría de recoger y encauzar esos cabos sueltos.

El fútbol de Uruguay en el Siglo XIX

El país futbolístico en 1899 

Respondiendo a su proverbial tendencia imperialista, Inglaterra creó el “fútbol asociación” y comenzó a difundirlo por el mundo, ayudada por los barcos que a fines del siglo XIX otorgaban tiempo suficiente para ensayar técnica y estrategia sobre cubierta.2 Cuna de la revolución industrial y de los filósofos de la economía más connotados, Inglaterra era la indiscutible potencia universal, por cuanto todo lo que llegaba desde aquella isla gozaba de un innato prestigio y de una natural resistencia.

La génesis del fútbol moderno se encuentra en las public schools inglesas, que —contrario a lo que cabría esperar— son el equivalente de nuestros colegios privados. Allá por 1863, representantes de algunos equipos del sur de Inglaterra se reúnen en la taberna Freemanson’s con el fin de unificar los diversos reglamentos existentes. En dicha ocasión se opta por los criterios de Cambridge y se funda la Football Association. El enojo del representante del Colegio de Rugby, que pretendía mantener la utilización de las manos, ayudó aún más a delinear un reglamento que comenzó a expandirse primero por toda Inglaterra y luego por el mundo entero. 


En la nación cuna del fútbol la mayoría de los clubes se gestaron, amén de en los ya citados establecimientos educativos, alrededor de una parroquia (Aston Villa, Bolton Wanderers).

El incipiente deporte era una buena forma de acercar a los jóvenes a la palabra divina y de alejarlos de los diversos flagelos que los acechaban en la siempre peligrosa calle (tal como se podría decir 150 años después). 


Los bares también fueron importantes centros de gestación de equipos, dado que ofrecían algo fundamental: un sitio techado donde cambiarse la ropa. Los clubes surgidos en el seno de una empresa llegan más adelante, hacia 1870 (por ejemplo, el West Ham). También hubo proliferación de equipos creados por empleados del ferrocarril (tal es el caso del hoy poderoso Manchester United).

Hacia 1882, la Football Association tenía unos mil clubes afiliados en toda Inglaterra. Un año después se crea la International Football Association Board, organismo que —aun en tiempos del poder casi absoluto de la FIFA— sigue a cargo de la definición del reglamento del fútbol.

Los orígenes del fútbol uruguayo en capítulos

Cuesta imaginar lo que habrán pensado los primeros habitantes de la República Oriental del Uruguay ni bien vieron a un grupo de marinos ingleses jugar a algo llamado “fútbol”, pese a que parecía escribirse “football”. Acaso primero se hayan burlado, luego interesado, por último maravillado. Poco tardarían en imitar a los visitantes, con el sano fin de enfrentarlos y superarlos, de hacerles sentir que así como las amas de casa con sus sartenes de aceite hirviente lograron alejar a las invasiones inglesas a principios de ese mismo siglo XIX, ellos también podrían vencerlos a estos nuevos aunque pacíficos invasores. 

Cuenta la historia que el primer partido de fútbol medianamente formal en suelo uruguayo fue jugado por el Montevideo Rowing Club y el Montevideo Cricket Club en 1881.

El encuentro se celebró en el English Ground, ubicado sobre la calle 8 de Octubre del barrio La Blanqueada de Montevideo, a escasos metros de donde hoy se ubica un bello estadio llamado Gran Parque Central. El sentimiento de reafirmación criolla ante el poderío hegemónico de los ingleses siguió creciendo hasta que, al cumplir la mayoría de edad, precisamente el 14 de mayo de 1899, nació un club de jóvenes que dividían su vida entre la academia y el deporte y que, tras apropiarse de la divisa artiguista, salían a la cancha sin otro objetivo que ganar, aunque sin descuidar el sentido estético del juego, desarrollando un estilo aún reconocible 111 años después. 

El camino del equipo más glorioso del fútbol uruguayo, sobre cuya base se erigirían sus hazañas más sorprendentes, comenzó más o menos así.

CONTINÚA CAPÍTULO 2